La historia de Nocuicayotl.

Las orquestas mexicanas, a finales de la década de 1970 y principios de los ochenta, representaron una alternativa atractiva para los músicos americanos y extranjeros que buscaban un empleo satisfactoriamente remunerado en un ámbito laboral que tiene sus complicaciones. Las oportunidades no radicaban solo en la posibilidad de un trabajo a tiempo completo, también había que tomar en cuenta que unas tarifas de cambio favorable harían posible vivir allí de una manera relativamente confortable. Además de las grandes orquestas de Ciudad de México, había otras excelentes en Xalapa, Toluca, Guadalajara y diversas ciudades.

Así fue como un joven oboísta (yo), recién graduado, llegó a la Orquesta Sinfónica de Guadalajara. Aunque el Director de la Orquesta estaba calificado por la crítica como de "Bajo voltaje", no era aquel un mal lugar para estar; además su repertorio estaba transformándose y el grupo hacía una temporada de ópera cada verano; todo ello daba buena sensación.

El joven oboísta estableció un número importante de relaciones personales y, gracias a ello, en julio de 1983, con el generalísimo apoyo del ingeniero civil Lino Vite Saldaña, le fue posible organizar un grupo profesional de música de cámara, formado, además de por él mismo, por la flautista Christine Nazzi, el violinista Aurelian Ionesco, el intérprete de viola Hans Bodendorfer, el cello Marek Karwowski y la pianista Shari Weiner. El nombre del grupo: Nocuicayotl, una palabra compuesta de tres firmantes del Nahualt, lengua escogida como deferencia hacia el pueblo indígena que habitó y habita el país en los alrededores de Guadalajara. La sílaba "No" significa "mío" o "nuestro"; "cuicatl" quiere decir "canción"; y el sufijo "yotl" no tiene un equivalente exacto en español, aunque sugiere el origen y la ciencia sagrada de algo.

El grupo realizó su primer concierto el 21 de septiembre de 1983 en el Auditorio Chopin de Música Lemus, que es una afamada tienda de música de Guadalajara. El programa estaba formado por obras de Boccherini, Cirri, Quantz y Stamiz. Siguió dando conciertos hasta finales de año y durante 1984. Pero en 1984, México sufrió una grave crisis económica. El gobierno intervino nacionalizando el sistema bancario y el peso mexicano sufrió una devaluación de alrededor del cincuenta por ciento. A mediados del verano de ese año, las entradas monetarias de la orquesta habían disminuido cerca de un 25% respecto al nivel anterior. Como consecuencia, el joven oboísta y el resto de los intérpretes, decidieron dejar la sinfonía; el sexteto concluyó para no volver a ser.

Visto a posteriori, es una ironía que el grupo tomase su nombre de una palabra indígena cuando todos sus miembros eran extranjeros, o cuando el ensamble jamás interpretó ni una sola composición mexicana. Unos cuantos años después, sigue siendo difícil olvidar esta falta de consideración. Aunque había Música de Cámara mexicana, no era tan fácil encontrarla.

Lo único realmente concluyente de todo esto es que la Música de Cámara mexicana fue incubada entre los estantes de las tiendas de música de Guadalajara y ciudad de México en 1983 y por compositores europeos.
John Walker.